Con buena concurrencia de productores se desarrollo la Jornada planificada para el dia de hoy en los predios de los productores Julio Molina en la zona de la Horqueta y de Artigas Silvera en la zona de la Carbonera.
CORTE DE PRADERA DE RAIGRAS Y TREBOL BLANCO EN PREDIO DE JULIO MOLINA
PRADERA DE TREBOL BLANCO Y RAIGRAS PREDIO DE ARTIGAS SILVERA
Aspectos prácticos a
tener en cuenta en la henificación
Material extraido de la revista Plan Agropecuario
Ing. Agr. Nicolás
Scarpitta Plan Agropecuario
Las reservas forrajeras
son alimentos cada vez más utilizados en los sistemas ganaderos. El heno es una
de las reservas que más usan los productores ya sea producida en el establecimiento
o comprada. La principal ventaja de los henos es la de poder transferir forraje
de momentos de mayor producción para ser utilizados en momentos de menor
producción de forraje. Pero esta transferencia inevitablemente implica pérdida
de calidad y el material henificado va a tener
menos nutrientes y digestibilidad que el forraje verde. Estas pérdidas pue den
llegar a ser importantes por lo que en este artículo buscaremos remarcar
aquellos aspectos prácticos al momento de confeccionar la reserva que ayuden a
minimizarlas.
¿Qué es la
henificación? Es una
técnica de conservación de forrajes por deshidratación. Los henos son forrajes deshidratados con un
contendido aproximado de 15% de humedad. El heno se obtiene tanto de la siembra
planificada de cultivos o pasturas para tal fin como a través de la cosecha
ocasional de pasturas o campo y hasta el aprovechamiento de rastrojos y colas
de trilla. Los diferentes materiales originales, junto con el momento de corte
determinan variaciones en la calidad de los materiales a henificar y por lo
tanto diferente respuesta animal a su consumo. Independientemente del tipo de
material del que se parta, se deben hacer los esfuerzos para lograr reservas
forrajeras de buen grado de conservación de modo de obtener una respuesta
animal acorde. Técnicamente el proceso se inicia con el corte del forraje y su
posterior deshidratación dejando el material cortado expuesto al sol. Cuando el
nivel de humedad ha descendido lo suficiente se puede proceder a elaborar el
heno, comúnmente llamado fardo o rollo. Veamos cuales son los principales
aspectos que debemos considerar en el proceso de henificación y almacenaje.
Elección del potrero y
lugar de corte
Prestar especial atención a la presencia de malezas. Las malezas disminuyen el
valor nutritivo de las reserva por su menor contendido de nutrientes. Además en
el caso de las malezas que tienen tallos gruesos y jugosos, estos demoran más
tiempo en deshidratarse que el forraje. Es común que el forraje este pronto
para enfardar, pero las malezas estén aún con mucha humedad y se deba prolongar
el período de secado aumentando la pérdida de calidad del forraje. Por ello se
sugiere realizar controles previos del enmalezamiento; de no ser posible
seleccionar los lugares menos enmalezados y tomar las precauciones para el uso
futuro de esos fardos. El acondicionamiento del potrero se debe realizar previo
a la siembra dejando el terreno libre de alambres, palos, piedras etc,
condición que se debe mantener para evitar rotura de maquinaria y contaminación
en los fardos que puede ocasionar importantes problemas digestivos para los
animales.
Momento de corte Depende de las especies que
compongan el forraje a cortar y variará si es una pradera mezcla de leguminosas
y gramíneas, campo, moha, alfalfa, etc. Pero también depende si buscamos
cantidad o calidad. A modo de ejemplo, en moha el momento de corte que maximiza
la relación cantidad calidad, es en la emergencia de la panoja. Si se corta con
el cultivo más avanzado, grano pastoso en adelante, se obtendrá mayor cantidad
pero con una notoria disminución en la calidad. Como regla general cuanto más
madura este la pastura al momento del corte y cuanto menor sea la proporción de
hojas, menor es la calidad del forraje.
Horario de corte En cuanto a la operativa de corte es
recomendable iniciar las actividades en la mañana luego que levantó el rocío,
de manera que el material este expuesto a la mayor cantidad de horas de sol y
acelerar la deshidratación. En el caso de forrajes verdes el material recién
cortado tiene un contenido de humedad mayor al 70%; en estos valores las
pérdidas por respiración son muy grandes consumiendo muchos de los
carbohidratos que tiene el forraje. Por ello se debe lograr que la humedad baje
rápidamente a menos de 40%, ya que por debajo de este valor las pérdidas por
respiración se atenúan. Si el corte se realiza sobre el final de la tarde el
secado del material va a llevar más horas ya que durante la noche no se va a
secar pero si va a estar respirando y por tanto perdiendo calidad. Existen
máquinas que cuentan con rodillos acondicionadores que al cortar el forraje
realizan un premarchitado del mismo acelerando el proceso de deshidratación y
haciendo que sea más uniforme el secado entre hojas y tallos. Esto presenta la
ventaja que el material va a estar pronto para enfardar antes, disminuyendo las
pérdidas de nutrientes por respiración que se dan mientras el material tiene
tenores elevados de humedad. Pero sobre todo minimizar los problemas asociados
al clima, en especial las precipitaciones, que pueden retrasar las tareas y
ocasionar pérdidas de nutrientes por lavado.
Rastrillado y
confección de la gavilla La función de la gavilla es dejar el material en condiciones para una
adecuada carga por parte de la enfardadora; a la vez se debe lograr una buena
aireación del material para acelerar la deshidratación, recordando que el
tiempo transcurrido entre el corte y el enfardado debe ser el menor posible.
Aquí van algunos consejos prácticos para el rastrillado y armado de la gavilla:
Lo ideal es armar la gavilla del ancho de la cámara de la enfardadora En caso
de tener poco material armar la gavilla de un ancho equivalente a la mitad del
ancho de la cámara de la enfardadora. Si la gavilla es de otras dimensiones la
recolección del material no va a ser adecuada y el fardo va a quedar más
cargado en el medio y flojo en los costados.
• Si la gavilla es muy alta demora mas el proceso de secado
del forraje
• Si la gavilla es muy baja existe mayor riesgo de
contaminación con tierra, mayor dificultad para la carga de la enfardadora y
mayores pérdidas durante el enfardado.
• Mover la gavilla con el rastrillo es importante para
favorecer el aireado y acelerar el secado del forraje.
• Ser muy cuidadoso en
el trabajo con el rastrillo para evitar la pérdida de hojas. Es fundamental
conservar las hojas ya que es allí donde se da la mayor concentración de
nutrientes, por lo que no es recomendable rastrillar cuando el contenido de
humedad del material es menor al 40%.
Llegó el momento de
hacer el fardo
El contenido de humedad del material a enfardar debe estar en
torno a 15% y no debe superar el 20%.
¿Qué pasa si hay un exceso de humedad? El exceso de humedad
promueve la proliferación de hongos que reducen el contenido de energía
digestible a la vez que produce el recalentamiento de los fardos. El aumento de
temperatura daña la proteína y esta se torna no disponible para el animal. En
casos de materiales enfardados con excesiva humedad, mayor al 30%, el
desarrollo de hongos genera temperaturas muy elevadas que pueden alcanzar los
70°C y llevar a que el fardo se prenda fuego espontáneamente. Los fardos con
problemas de humedad al tiempo aparecerán con un color marrón o negro y olor
dulzón a caramelo o tabaco. Por otro lado si se deja secar demasiado el forraje
se pierden muchas hojas con la consiguiente disminución de la calidad. Para
realizar la determinación de la humedad se toman muestras de material y se
aprieta para ver el contenido de humedad chequeando hojas y tallos porque en
muchos casos las diferencias de humedad pueden ser importantes. Una forma
práctica de verificar si el forraje está en condiciones de enfardar, es pasar
la uña sobre los tallos. Si la cutícula (capa externa que recubre el tallo) se
desprende con facilidad, aun el contenido de humedad es alto; se deberá esperar
entonces hasta que el rasgado con la uña no provoque el desprendimiento de la
cutícula, momento que indica que el material está seco y pronto para enfardar.
En lo que hace a la operativa también es recomendable comenzar con las tareas
luego de levantado el rocío para minimizar la humedad. Si se enfarda con el
rocío aún sobre la gavilla, la humedad favorecerá la proliferación de hongos
formando capas blancas intercaladas en el fardo características de dicha
situación. En situaciones de días calurosos y muy secos, se recomienda no
enfardar en las horas de mayor calor ya que una excesiva disminución de la
humedad aumenta la pérdida de hojas. En estos casos si no hay rocío es mejor
enfardar durante la noche.
Compactación del fardo Un aspecto muy importante es lograr
un fardo parejo y con buena compactación. Fardos flojos o desparejos son un
problema porque son más propensos a la entrada de agua y a pérdidas de calidad.
Se debe controlar la presión y realizar una adecuada carga de la enfardadora.
En el caso de gavillas de la mitad del ancho de la cámara de la enfardadora, se
debe ir transitando en zigzag sobre la gavilla de manera de realizar una carga
pareja.
Identificar los fardos
problemáticos Una
práctica de utilidad es identificar aquellos fardos que puedan ser complicados,
de modo de planificar un uso diferencial de los mismos. Fardos flojos o con
excesiva humedad, ya se comentó que la conservación del material va a ser menor
por lo que se deben utilizar primero. Fardos con malezas, son un problema para
la alimentación del ganado por presentar en la mayoría de los casos un menor
valor nutritivo, baja palatabilidad, problemas por presencia de espinas y
dependiendo de las malezas, riesgos de toxicidad. Otro problema es la
diseminación de malezas por todo el campo. La mayoría de los fardos se realizan
en primavera coincidiendo con el momento en que las malezas están semilladas.
Como fue mencionado es recomendable el control previo de las mismas pero
algunas pueden escapar al control y presentarse zonas de mayor abundancia. Lo
recomendable es no enfardar esas zonas pero en caso de hacerlo es conveniente
tener identificados estos fardos de modo de dar un uso debido, por ejemplo no dar
estos fardos en potreros limpios, incluso dependiendo de la gravedad asociada
al tipo de enmalezamiento dar otros usos que no sean alimentación del ganado.
A modo de ejemplo la identificación se puede realizar de modo
sencillo con alguna cinta de color distinto según la problemática a estos
fardos en la chacra y luego tomar esto en cuenta para su almacenamiento y uso
futuro. Del mismo modo es recomendable identificar aquellos fardos de mejor
calidad.
Sacar los fardos del
potrero
Los fardos se deben retirar del potrero o chacra lo antes
posible preferentemente el mismo día de confeccionados: • En caso de pasturas,
pradera, alfalfa, etc. para permitir el rebrote parejo de la pastura. • Del
punto de vista de conservar la calidad de los fardos para evitar la entrada de
agua en caso de lluvias y la exposición a la humedad del suelo y de la
vegetación circundante.
Almacenamiento de los
fardos Finalmente si
se realiza un buen almacenamiento las pérdidas hasta su utilización son
mínimas.
A continuación se
mencionan algunas buenas prácticas para el acopio:
• Se debe realizar en un lugar firme, bien drenado y si es
posible sobre varejones u otros elementos que eviten el contacto con la humedad
del suelo.
• Sin acceso por parte de los animales, por lo que si el
lugar elegido es en un potrero se debe realizar alambrado perimetral.
• Los fardos se deben colocar cara con cara para evitar la
entrada de agua, con una orientación norte-sur para una mayor exposición al sol
y lejos de la sombra de árboles.
• De ser posible taparlos con nylon o lona para reducir los
daños de las lluvias y la humedad.
• Es recomendable identificarlos según el criterio ya
manejado.
Fotos: Ana Castillos
Texto: Nicolas Scarpitta